El Renacimiento es un movimiento ideológico, artístico y literario que se gestó en Italia a finales de la Edad Media y se difundió por Europa en el XVI. Normalmente se considera que se inicia en Italia durante el siglo XIV con la obra de los pintores Giotto (1266-1337) y Cimabue (1240-1302) y que termina a fines del siglo XVI.
Es reconocida como una época de grandes trasformaciones en todos los aspectos, caracterizada por el empleo de la razón como fuente del conocimiento frente a los textos sagrados y la tradición medieval, y la recuperación de los logros de la antigüedad clásica y la civilización antigua de Grecia y Roma.
Desde el punto de vista político, se produce la creación de los estados modernos. Hay unidad dinástica y centralización del poder: el poder se concentra en la figura de un rey, y no en señores feudales. El feudalismo pierde importancia: las ciudades son fuerte y los reyes poderosos. Esto afecta en particular a la autoridad de los papas. España mantiene la hegemonía europea (durante todo el siglo XVI).
Desde el punto de vista social y económico los antiguos estamentos privilegiados (nobleza y clero) pierden poder político, alzándose la figura del monarca absoluto. Sin embargo, las mencionadas clases siguen siendo poseyendo privilegios de los que el estado llano se ve privado. Se produce un ascenso de la burguesía, se consolida el mayorazgo (El mayorazgo era una institución del derecho castellano que permitía mantener un conjunto de bienes vinculados de manera que no pudiera nunca romperse este vínculo; en consecuencia, todos los bienes que formaban parte del vínculo eran heredados indisolublemente por el heredero del mayorazgo). Se aplica y practica del mercantilismo (que considera que la riqueza de un estado radica en la acumulación de metales preciosos) y el capitalismo inicial.
Desde el punto de vista religioso se produce la Reforma Luterana y Contrarreforma (Concilio de Trento). En 1492 se realiza la anexión de Granada y expulsión de los judíos. Se dan dos visiones de la sociedad: sociedad teocéntrica y sociedad antropocéntrica. Así, hay una transición de la mentalidad que adora a la religión y a Dios (teocentrismo) a una mentalidad que valora al hombre y al mundo (antropocentrismo).
Desde el punto de vista ideológico y cultural, el Renacimiento está basado en el humanismo, movimiento renovador en virtud del cual renace el culto de la civilización antigua; esta doctrina buscó fomentar la educación y la cultura a partir del estudio y la imitación de las obras y los autores de la antigüedad grecolatina. Además, el humanismo trató de prever los sucesos que acaecerían a la vida humana (este hecho se puede notar en autores como Dante Alighieri) y supone el interés por todo lo que el hombre ha realizado y puede realizar de alto, profundo y hermoso. Con él surge el concepto de un hombre universal e individualista que se distingue por sus talentos y su vitalidad, y se caracteriza además por una gran curiosidad. Adquiere relevancia el tópico del Carpe Diem (vive el momento) y la confianza en el individualismo.
Desde el punto de vista de la filosofía destacan varias corrientes:
a) Escepticismo: actitud crítica ante la realidad
b) Epicureismo: goce moderado de la vida
c) Estoicismo: exalta el dominio de las pasiones y elogia la serenidad espiritual
d) Platonismo: exalta la belleza de los seres materiales y de la naturaleza a los que considera un reflejo de la belleza divina / absoluta (belleza ó amor)
Desde el punto de vista formal se recuperan de la antigüedad una serie de valores formales, pero adaptados a los de la sociedad renacentista:
· Del arte grecorromano rescatan la teoría de las proporciones del cuerpo humano (canon de 8 cabezas de Lisipo), y la prioridad por el cuerpo humano (relacionado con el antropocentrismo).
· La obra de arte debe ser fiel a la naturaleza, buscar la belleza y representar el espacio conforme a leyes científicas.
· Nuevo concepto de belleza: se considera al arte más como pura recreación del espíritu que como expresión del pensamiento religioso. La belleza de las formas sustituye al expresionismo medieval. Lo auténticamente bello es, sobre todo, el hombre en todas sus facetas. El ideal de belleza está basado en la armonía entre las distintas partes, en la medida, en la proporción, el número y el orden.
· Visión unitaria del espacio, fundamental para la armonía y belleza de las obras, y que se basa en las leyes de la percepción visual, la armonía y la proporción geométrica, valores eminentemente espaciales.
· Importancia de la perspectiva: conjunto de reglas gráficas y matemáticas que permiten representar con exactitud científica la realidad. Se usa no sólo en la pintura sino también en la escultura y en la arquitectura, ya que es un medio de racionalizar la visión de la naturaleza.
· Fue importante en el Renacimiento el papel desempeñado por la “teoría”: esto supone una formación científica del artista y que el pensamiento precede a la ejecución. Destacan teóricos como Alberti, Vignola (Reglas de los cinco órdenes de la arquitectura civil), Palladio (Los cuatro libros de la arquitectura).
En definitiva, se logran tres conquistas: volumen y perspectiva (realismo de la forma); conquista de la materia (realismo óptico) y conquista de la luz (realismo tonal).
Desde el punto de vista conceptual, se deja sentir la influencia del neoplatonismo, que considera el ojo humano como el instrumento a través del cual el alma conoce la creación, y por tanto la vista como el medio de conocimiento. Esta corriente filosófica recupera el concepto de belleza terrenal como imagen de la belleza superior. De ahí la importancia de Venus, diosa pagana del amor, representada en numerosas obras pictóricas (Boticcelli). El neoplatonismo no supone una vuelta a los valores filosóficos de la antigüedad, sino una supeditación del cristianismo al platonismo, lo que lleva a la secularización del mensaje cristiano (alegoría).
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