martes, 25 de enero de 2011

Tema 8. El arte hispanomusulmán . Arte mudéjar

El arte mudéjar

El origen histórico-social del mudéjar hay que buscarlo en el avance de la reconquista leonesa, castellana y aragonesa que supuso la incorporación de territorios con población musulmana, que aportan su saber en el campo de diversas artes.
Es comúnmente aceptado que la aparición del mudéjar hay que datarla en el siglo XII en la ciudad de Sahagún. Esta población leonesa del Camino de Santiago se convirtió en un fuerte centro religioso y económico en los siglos XII y XIII. Es posible que algunas cuadrillas de alarifes de Toledo fueran contratadas para acelerar los diversos proyectos arquitectónicos que en ese momento se desarrollaban en la ciudad leonesa.
El mudéjar se consolida en el siglo XIII y es exportado hacia el sur y sureste, a tierras todas ellas llanas y con escasas canterías de piedra (Zamora, Salamanca, Valladolid, Ávila, Guadalajara, Madrid y oeste de Segovia, sin afectar apenas a Burgos, Palencia y Soria)
Este mudéjar, nacido en Castilla y León a partir del románico pero que adquiere identidad propia por su material y su decoración, se le denomina "mudéjar castellanoleonés"  y es una de las variantes regionales del mudéjar que acompaña al toledano, aragonés, andaluz, etc. Dado el ascendente románico de este arte, se le ha denominado tradicionalmente por muchos autores como "ROMÁNICO MUDÉJAR" e incluso "románico de ladrillo".





Características generales 

El rasgo más importante del arte mudéjar es el empleo de materiales pobres, ladrillo y mampostería principalmente, junto al yeso y madera. El éxito del estilo mudéjar se debe a la economía y rapidez respecto al uso de la piedra. Los elementos constructivos son cristianos y musulmanes.
La abundante decoración islámica disimula la pobreza del material: arcos ciegos, impostas, red de rombos (sebka), rehundimientos, ajedrezados, espina de pez, y otras imaginativas y diversas combinaciones con el ladrillo.
En su mayor parte es obra de alarifes mudéjares que eran una mano de obra barata y cualificada, aunque también posteriormente lo realizaron los propios cristianos. El mudéjar encontró su máxima expresión en la arquitectura, en general construcciones de carácter religioso (iglesias, sinagogas y mezquitas) aunque también se hicieron edificios civiles.
La planta de la mayoría de las iglesias es rectangular de una o tres naves, con un ábside semicircular cubierto con bóveda de cuarto de esfera. Las naves se cubren con techumbre plana o armaduras de par y nudillo, generalmente en forma de artesonado. Suele haber una torre en el crucero o en un lateral, decorada con arcos ciegos que al ascender se transforman en vanos.
En el arte mudéjar se pueden observar características peculiares en cada región, por lo que existen diversos focos. Los más destacados son Castilla y León, Toledo, Aragón, Andalucía y Extremadura. El estilo se difundió llegando incluso a Canarias, Portugal, y América Latina.

La iglesia de San Lorenzo es una de las mejores muestras del románico mudéjar, que tiene en la localidad leonesa de Sahagún uno de sus focos más importantes. Levantada en el corazón del bario que lleva su nombre, antigua morería, presenta planta basilical, cabecera tripartita y ábsides en forma de tambor, decorados con magníficas arquerías de herradura enmarcadas con el correspondiente alfiz. La sensacional torre conjuga el espíritu cristiano y las formas decorativas musulmanas. Es una torre de cuatro cuerpos, construida en ladrillo como el resto del templo -a diferencia de San Tirso que se empieza en piedra-, con cuatro cuerpos: el inferior está decorado con arcos ciegos, los dos superiores, con cuatro vanos con arcos doblados, y el último cuerpo, con cinco vanos rodeados de arcos sencillos.


   S. Andrés (Cuéllar): destaca por su originalidad la fachada oeste, a los pies, articulada en dos cuerpos y centrada con un gran arco triunfal de cinco roscas o bandas verticales de ladrillos en esquinilla. La parte inferior es románica. El ábside tiene dos pisos de arquerías dobladas y uno superior de recuadros, con ladrillos a sardinel y en esquinilla. Los arcos del ábside lateral tienen una posición que se llama desmentida, ya que los superio­res apoyan en la clave de los inferiores.



      










La Lugareja: destaca especialmente la torre situada en el tramo recto del ábside central, a modo de cimborrio y de grandes proporciones. Tiene tres ábsides semicirculares de gran altura y profusamente decorados con arcos ciegos, frisos en esquinilla y motivos de nacela en el alero. En el cimborrio se repiten los motivos. La particula­ri­dad de esta iglesia es la gran cúpula sobre tambor y pechinas que cubre el crucero.


Si queréis ampliar vuestros conocimientos, aquí os dejo el enlace con el tema más amplio





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